martes, 14 de diciembre de 2010

Solidaridad



A raíz del fuerte invierno por el que está pasando el país, es común escuchar la palabra solidaridad con frecuencia, pero ¿qué significa esto?, ¿qué es solidaridad?  Benedicto XVI ofrece una buena definición de esta palabra en su última Carta Encíclica, Caritas in Veritate: “la solidaridad es en primer lugar que todos se sientan responsables de todos; por lo tanto no se la puede dejar solamente en manos del Estado”. Hoy es un momento preciso para ejercer la solidaridad con alguno de los cientos de miles de afectados del invierno y la violencia en nuestro país, las formas de hacerlo son infinitas pero en esta columna quisiera detenerme en una concreta: el voluntariado.

El economista argentino y asesor principal del Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas (PNUD) para América Latina, Bernardo Kliksberg, es un defensor del voluntariado como motor efectivo del cambio social y de la lucha contra la pobreza. Sostiene que aunque el Estado es en una sociedad democrática el responsable principal de garantizar a los ciudadanos los derechos a la salud, nutrición, vivienda y trabajo, esto no exime a otros actores sociales de responsabilidad frente a los más vulnerables.

Lo anterior quiere decir que, la solución efectiva de problemas como: desastres naturales, olas invernales o crisis humanitarias producto de la violencia, debe ser un trabajo conjunto entre sociedad civil, sector empresarial y Estado. Claro está que la solidaridad es una opción, el Estado no debe imponerla de lo contrario pierde su esencia.

El voluntariado, como dice Kliksberg, puede complementar la política pública debido al contacto fresco con la comunidad que resulta de éste, a su flexibilidad organizacional y a su capacidad de llegar con rapidez a cualquier rincón del territorio. El voluntariado es contagioso, la gente se anima a ayudar cuando ve que otras personas se organizan en torno a una causa social.

La iniciativa para el voluntariado es usualmente privada, pero si el Estado promoviera este ejercicio como complemento a las labores sociales que realiza, es probable que se obtengan mejores resultados.

Muchas veces las personas queremos ayudar pero no sabemos cómo, muchas veces quisiéramos dar más pero nos sentimos desorientados por la falta de dirección en el cómo hacerlo. Si el Estado lidera campañas de voluntariado y genera una organización en donde la ciudadanía se pueda vincular, es posible que la ayuda de las personas  no se limite exclusivamente a la entrega de un mercado sino que resulte en que las personas se involucren directamente en los problemas sociales.

Qué bueno dar un paso más allá y ejercer la solidaridad en esta navidad haciendo una visita a una familia necesitada, a un enfermo que esté solo en un hospital o simplemente dando un consejo oportuno a alguien que lo necesite. Es posible llevar  alegría a quienes hoy no la tienen. Una acción puntual de cada uno de nosotros puede ayudar a mitigar los efectos del invierno y la violencia que afecta a  los más necesitados de nuestra sociedad. No es una utopía, sí es posible.

Post Scriptum: La reubicación de personas que vivan en terrenos peligrosos debe ser una prioridad en la agenda política nacional. Urgente un debate serio sobre este tema. Como dijo el Presidente Santos, lo de Bello fue un campanazo de alerta, que nunca más se repita algo así.



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