miércoles, 27 de febrero de 2008

¿EL QUE NO MARCHE ES PARACO?

¿EL QUE NO MARCHE ES PARACO?
Federico Hoyos Salazar
16-II-08

El que no marche es paraco. Así se titula uno de los artículos de la agencia de noticias Anncol, del día 14 de febrero. Ni es paraco el que no marche ni tampoco es guerrillero el que sí lo haga. La marcha del 6 de marzo no tiene un objetivo concreto, dice que es en contra del paramilitarismo pero a su vez protesta en contra del Estado y el Ejército de Colombia.

Algunos sectores que se opusieron enérgicamente a la pasada marcha del 4 de febrero, dijeron que ésta tenía un tinte uribista y que lo que en realidad buscaba era obtener un fin político. La verdad es que la masiva aglomeración de personas en todo el país y en muchas ciudades del mundo, demostró lo contrario. La marcha del 4 ni fue racista como la denominó la senadora Piedad Córdoba ni fue política y ni mucho menos fue del odio, como también la descalificaron. Por el contrario, fue una marcha que demostró el hastío hacia las FARC y la solidaridad hacia los secuestrados.

La marcha del 4 de febrero y la próxima del 6 de marzo tienen una gran diferencia. La primera, tenía un objetivo claro y preciso, el rechazo a las FARC. El objetivo de la segunda jornada es difuso, en principio se dice que es contra el paramilitarismo, así lo declara su página de Facebook. No obstante, esta segunda marcha ha adquirido un tinte anti- estatal y anti Militar.
La pasada jornada le dio un contundente espaldarazo al gobierno al apoyar su doctrina en contra de las FARC y su estrategia de Seguridad Democrática, los millones de caminantes le dijeron sí al Estado colombiano y no al supuesto y cínico “ejército del pueblo.” Las FARC quedaron absolutamente deslegitimadas el pasado 4 de febrero, algunos países europeos e incluso ciertos vecinos que ven a las FARC como unos paladines de la paz, evidenciaron que el pueblo los aborrece. El objetivo se logró.

Ahora bien, ¿cuál es el objetivo de la marcha del 6? En principio se dice que marchar en contra de los paramilitares. De entrada hay una imprecisión en el término, pues en este caso no se trata de paramilitares sino autodefensas. El término paramilitares es inexacto, por paramilitares se entiende a un grupo que apoya a las Fuerzas Militares y en este caso no estamos hablando de algo así.

La primera marcha logró deslegitimar a la guerrilla, ¿de qué forma se puede deslegitimar a las autodefensas? Éstas nunca se han autoproclamado ejércitos del pueblo, no tienen respaldo nacional y mucho menos internacional, ningún país extranjero las reconoce como fuerza legítima ni las respeta, diferente a lo que pasa con las FARC que tiene los más asiduos defensores en la comunidad internacional e incluso uno que otro personaje público en Colombia.

No podemos olvidar, que a pesar de todas las imperfecciones que ha tenido el proceso de desmovilización de las AUC, estas se encuentran inactivas. La mayoría de sus jefes están encerrados en cárceles de máxima seguridad y a disposición de la justicia. Y quienes aún no están capturados, son victimas de una incesante persecución por parte de la fuerza pública. Es cierto y de público conocimiento que existen grupos emergentes como las Águilas Negras, y que muchos de los desmovilizados están delinquiendo en las calles. También es cierto que muchos de los integrantes de las autodefensas que entregaron sus armas, hoy se encuentran al servicio como mercenarios de importantes capos colombianos. No obstante, no podemos calificar a estos personajes ni como paramilitares ni como autodefensas. Delincuentes y asesinos sí pero no paramilitares ni autodefensas. De acuerdo con esto, a la hora de la verdad la marcha se haría en contra de un grupo que se encuentra actualmente desmovilizado y en contra de un puñado de mercenarios al servicio de las mafias colombianas y no de los “paramilitares”.

No se tiene que ser mago para anticipar que la marcha del 6 no será ni por asomo semejante a su predecesora, las personas son conscientes que en este momento la prioridad no son los “paras” sino la guerrilla y la liberación de los secuestrados.

Que haya una marcha para solidarizarse con las familias está muy bien, que la marcha tenga como objetivo protestar contra los crímenes de lesa humanidad cometidos por las autodefensas, aún mejor. No está bien que la marcha tenga como uno de sus propósitos desprestigiar al Estado y a sus Fuerzas Militares, no está bien que la marcha tenga consignas como: “¡No más ejecuciones extrajudiciales! y ¡No más crímenes de Estado!

Los colombianos no queremos perder lo logrado con la pasada marcha en contra de las FARC y mucho menos queremos poner en el mismo nivel de las autodefensas a nuestro Ejército Nacional. Por lo tanto, es pertinente que los organizadores de la nueva marcha, se manifiesten públicamente rechazando el auspicio de Anncol y rectificando que su propósito no es atacar al Estado ni a sus Instituciones.

Post Scriptum: Acaba de salir un grupo en Facebook que quiere realizar una manifestación pública a favor del Ejército Nacional colombiano, como desagravio por la marcha del 6. Es predecible que después de esto, los opositores de esta nueva convocatoria se inventen alguna otra manifestación en respuesta. ¿Hasta cuándo este tire y afloje de lado y lado?

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Comentario a ¿El que no marche es paraco? --- Alejandro Jaramillo H.

Este comentario, como bien se puede hacer notar, no pretende adelantarse a los "hechos" acaecidos el 6 de marzo (que conste, en Bogotá); antes bien, trata de resaltar algo que puede pasar por desapercibido para un vaticinio realizado a vuelo de pájaro. La marcha del 6 se halla inscrita en una concatenación de actos e intenciones políticas que, al tiempo mismo, preceden y fomentan un "fenómeno de marchas": este fenómeno, me explico, atañe en lo más certero a una convicción popular y populista que busca que el cuerpo social entero despaturre sus coyunturas sociales y políticas para así poder denunciar, al unísono, algún mal que descompone las fuerzas actuales del mismo; el rezo múltiple por la Paz, por la harmonía del espíritu de(l) pueblo, hace que la virtualidad de este hecho, su potencial cumplimiento, sirva de horizonte sociopolítico común para multiplicidad de voces anteriormente acalladas.

¿Hasta ahora todo anda bien? Sí y no: dije concatenación de actos e intenciones políticas. Me refiero (momento en que hablo en primera persona) a que las marchas, todas las que hubo y “hay por haber”, se deducen o han multiplicado a partir de una situación concreta definida por el choque de dos ideologías, lo que debe ser entendido como diferente a la amenaza que postra una nación a la soberanía o la gobernabilidad de otra. No quiero decir que aquí, por lo tanto, y como el lector ha podido o ha querido adelantar, lo que está en juego es el capitalismo y la oposición a él según sus reducidas vertientes (socialismo o comunismo, un centelleo rojizo en torno al opulento morado del K conservador-liberal), unidades de inteligibilidad social representadas, a su vez, por Uribe y Chávez más los secuaces que ambos llevan a cuestas. Digo, pues, que no son del todo la apuesta que subyace a los cometidos íntimos de la marcha del 6 puesto que en esto sería de igual o de menor peso -como ya lo dijo el autor del artículo- que lo acontecido el 4 de febrero. De ser así diría, sin caricaturizar en demasía, que la marcha del 4 fue en parte aunada por fuerzas paraestatales (me refiero, en especial, a aquellos frentes especializados en limpieza social locales y que no se pueden ligar estrictamente al móvil de las autodefensas) y que la marcha del 6falló en su intento por contrarrestar el reflujo de un uribismo creciente, intento auspiciado, en parte, por miembros del ELN y FARC.

No es un balance de fuerzas el que estoy tratando de realizar, ya que tendría que situarme en vehemente favor de uno u otro bando; veo la necesidad, eso sí, de traer a colación un indicio importante: a diferencia de lo acaecido en la marcha del 4 de febrero, la marcha del 6 resume como un caudal de opiniones y peticiones de amplia disgregación, que no tuvo, enfatizo, ninguna consigna general o generalizada. Sí, por supuesto, la Paz, el cese de las mentiras y la justicia… aun así, diría que éstas fueron enunciadas de otra manera, con otra entonación (no necesariamente mejor que la otra); ya en marcha, distintas instancias sociales de diferente aunque consonante expresión política (víctimas, organizaciones y partidos que fueron intimidados por el fervor ciego de la marcha anterior) buscaban consumar no la idea de una Sociedad en Paz consigo misma en contraposición a la paz que habría que mantener con naciones vecinas, sino, más bien, un acto concreto de manifestación de intereses y peticiones parciales. Es decir que una con-fabulación de los manifestantes del 6 no aspiraba a una denuncia Total del Estado de cosas actual a nuestra Sociedad, denuncia general a la vez que generalizante, sino que buscaba imprimir, aunque de manera fugaz, su autonomía en tanto que portadores de uno y muchos silencios. Esto fue, repito, plasmado por diferentes exclamaciones o enunciados que quisiera no tener que darles cabida en este escrito, pero diré que como silencios actuaron gran multitud de ideas relativas a los derechos y deberes de ciudadanos de cuerpo y mente, en carne y hueso. Un buen ejemplo de este proceder por parte de los manifestantes es su petición, llana y simple, por la memoria de los miembros de la UP –Unión Patriótica- como referente obligado para entender algunas de las intervenciones forzadas del Estado colombiano en la vida civil, además de la manera en que este puede crear una impenetrable aura de mutismo alrededor de un crimen consabido exclusivamente por boca de subalternos… la voz de innumerables profesionales de la educación en lo relativo a la remuneración y el seguro ofrecidos por sus trabajos también resultaría un buen ejemplo de lo mismo.

Quisiera resaltar la diferencia de lo que he designado anteriormente como dos ideologías: una y otra se hallan separadas por una diferencia relativa (o bien, la constitución de su identidad se debe a una diferencia que depende de los términos de definición de la otra y así sucesivamente) en lo que respecta la tela de proyección y las imágenes que ellas admiten que se plasmen allí –uribismo fascista y chavismo popular-terrorista-; pero su diferencia es abismal o, lo que no es lo mismo, no está sujeta a la interdependencia nominal, momento en el que una u otra se torna en una lucha parcial en tanto que guerra de posición con miras e intereses concretos –ad hoc, diríase-, peticiones, como podrá verse, de menor escala que la idealizada Paz (piénsese en el uso de mayúsculas); su diferencia sería, por ende, no del orden de lo conceptual sino del orden del acontecimiento… circunscripción realizada por el contexto y no por la trascendencia –dialéctica- de un Ideal.

Por último, creo necesario, según está lectura del texto “marcha”, señalar una consecuencia de la marcha del 4 de febrero: en primer lugar, no, la marcha no fue de “tinte uribista” desde el comienzo puesto que el lastre de su fuerza fue arrastrado por el clamor anónimo que gira, y siempre girará, en torno de la Paz (Ideal idealizante); otra cosa es, pues, que la marcha y su caudal hayan devenido uribistas por la efectiva articulación que se podía hacer de esta, en acuerdo, ya está, con la política estatal de “seguridad democrática”; unánime concilio del vox populi y los designios de un soberano, podrá decirse, cuando ambos se deciden por el “cuál es el bien” de la Sociedad (Ideal idealizado, en este caso).

Las convicciones son, en un momento dado, de mayor peligro que las mentiras

Anónimo dijo...

Vainas para rectificar: una, la marcha si tuvo una consigna general más no generalizada, en el sentido de que la anterior pudo atraer gente bajo el apelativo de "marcha en contra del paramilitarismo y crimenes de Estado" que, a decir verdad, iba a desarrollarse a partir del mejor uso peyorativo de la ocupación de jefe de Estado colombiano; digo que no fue generalizada puesto que, en el desenvolvimiento de la marcha, admitía tantas actitudes y posiciones ante la misma que no era posible resumirla, por ejemplo, con "uribe paraco y el pueblo está berraco".... pero por supuesto que había muchas otras de mayor consistencia.

Dos, mucha rabia me ha dado saber que se puede pensar en grupos como las aguilas negras como simples "delinquentes" que andan delinqueando por ahí sin más ni menos; eso no obedece a una jerarqía de banda, sino, más bien, a la articulación de esta en torno a mecanismo de control social a nivel local.... ¿De seguro que homosexuales y diversos grupos étnicos se sienten seguros de sus derechos y deberes al interior de una comuna, cualquiera que sea, en Medellin? La arbitrariedad no cuenta como excusa.

Tres, el que haya un perpetuo "jala que jala pa´quí pa´lla" por parte de todo tipo de manifestadores deseantes de visibilidad, es claro indicio de la apropiación por parte de particulares ya que se deduce de ello que son capaces de inventarse y contrariar una marcha sólo para concretar un cauce comunicativo (repito, estos son intereses y peticiones concretas más no ideales de cosecha fácil en el momento en que son articulados a movimientos de grandes ligas). No es bueno ni malo, pero me parece que fenómenos "menores" como los del 6 tejen una frágil red apoyo entre diversas y divergentes miras políticas que crean un efecto abstracto de lo mismo, que, en suma, no por ello se debe ignorar las diferencias que se cifran en la fugacidad de un singular acontecimiento.

Unknown dijo...

a diferencia que lo propone mi compañero alejandro, yo veria que la marcha del 4, si bien estubo plñanteada en sus inicios como una propuesta de derecha (donde el organizador claramente condeno a quienes no marchasen en aquella emision de mesa de noche), tambien fue apropiada y explotada por los medios de comunicacion (que oh!!!! casualidad, ciemntados en la davila y en la gurisatti, cachorras del talante de la janiot).

Pues bien ahora, retomando el tema de la marcha del 6, vemos como aun a pesar de la poca mediatizacion (pues no se visibilizo con mucha antelacion), la marcha tuvo una gran acogida. Y si, se marcho contra el gobierno, porque es responsable de un sinnumero de crimenes dirigidos hacia la poblacion civil. Segun el blog original, y obviamente siguiendo un articulito publicado en semana por Rafael Nieto (creo que asi se llama aquel cinico), y tambien a nuestro amadisimo ministro de defensa, se plantea que el estado colombiano no tiene como politica ser criminal. ¿acaso entonces la institucion castrense es ajena al regimen o a las politicas de estado? si fuesemos un poco laboriosos consultariamos los manuales militares que circulan desde el 65 (que son lo que he consultado y de ahi hasta nuestros dias), donde el caracter que se le da a la ofensiva contrainsurgente radica en el asedio militar a la poblacion civil, donde el enemigo esta al interior y esta camuflado en partidos politicos, movimientos sociales, por citar algunos casos. Hasta el momento eso lov eo como una paranoia fascista (entendiendo fascismo como la expresion concentrada de la derecha, basada en un regimen economico corporativo, un auspicio a la institucion militar y la aceptacion masiva de estas politicas totalitarias).

Ahora, el paramilitarismo es un tema muy interesante, y por ello existen dos tendencias: una que proclama que eran unos pobres "finqueritos" que se vieron obligados (pobrecitos ellos) a formar grupos para defender sus "tierritas" (cuanto me encanta imitar a nuestro patron, digo presidente). Y una un poco mas certera, real y menos cinica, es la que prueba que estos grupos surgen auspiciados por los gamonales locales para desplazar a la poblacion campesina y asi ampliar el control territorial de estos felices latifundistas.

Resaltando este ultimo punto quisiese señalar que encabezado por el presidente uribe y su goebbels, digo obdulito, vemos representado y concretado el bloque narcotraficante en colombia. Asi que si existiria una politica de estado que estuviese patrocinando esa otra faceta constituyente del conflicto; valga resaltar la mediocridad de nuestro proceso de justicia transicional, asi como el spa de itagui.

No comparto que se halla postulado "el que no marche es paraco", me parece que mucha gente no lo hizo, quizas si sean derecha, quizas no, no importa; lo que si es seguro es que estamos polarizados, estamos entre aquellos que ven en la salida militar una solñucion al conflicto armado (como si una guerra solo se contase en balas y muertos, obviamente para llegar a esto debemos ignorar todo el transfondo politico, historico y economico del conflicto colombiano, y quedarnos en un analisis facilista, y muy probablmente caer en una nacionalismo de tres pesos del talante de "colombia es pasion" o "vive colombia viaja por ella") y aquellos que debido a un arduo estudio de esta situacion, nos vemos inclinados por una soluciuon negociada, ajena por lo tanto a las politicas postuladas por un gobierno ilegitimo (donde no consideramos que existan buenos ni malos, mas si responsables, y donde entendemos que la guerra solo trae mas guerra, mas aun cuando no se han desligitimado las causas del conflicto)

Unknown dijo...

dos libritos para ilustrar lo que digo, son dos investigaciones muy buenas, aunque seguramente se diran que son hechas por guerrilleros

CINEP, (2004). Deuda con la humanidad: paramilitarismo de estado en colombia 1988-2003. Bogotá, CINEP.

Comisión Intercongregacional de Justicia y Paz. (1994). Torturas y detenciones arbitrarias en Barrancabermeja y su zona de influencia : informe sobre impunidad y derechos humanos. Cúcuta, La Comisión.