miércoles, 6 de agosto de 2008

INTELIGENCIA PARA PREVENIR, MAYOR PRESENCIA PARA IMPEDIR

INTELIGENCIA PARA PREVENIR, MAYOR PRESENCIA PARA IMPEDIR
Por: Federico Hoyos Salazar
04-VIII-08

El incremento de la violencia en Medellín es una realidad, las cifras lo confirman. El último informe de la Secretaría de gobierno de la ciudad contrasta el número de homicidios durante enero y mayo del año pasado y del presente. Mientras en 2007 hubo 247 muertos en lo corrido de estos cinco meses, en 2008 el monto aumentó a 278. Otros estudios que abarcan un mayor rango de tiempo presentan la cifra de 270 asesinatos durante el primer semestre del año pasado, contra 326 del presente. Estos escalofriantes dígitos nos debe hacer reaccionar frente a una situación que se ha presentado en el pasado y que debemos evitar a toda costa en el futuro. Para lograr esto y como propósito de la presente columna el consejo de seguridad es: Inteligencia para prevenir y mayor presencia de la fuerza pública para impedir.

En primer lugar analicemos la causa del aumento de la violencia en la capital antioqueña. El surgimiento de los residuos del paramilitarismo y de la mafia –que en muchas ocasiones son los mismos– o mejor conocidos como bandas criminales emergentes (BACRIM) han confluido en Medellín para librar su guerra por el control territorial y por el negocio del narcotráfico, convirtiendo de esta manera a algunos sectores de la ciudad de la eterna primavera en un campo de batalla. Algo similar ya sucedió a principios de los 90 con la infame y cruenta guerra de los carteles. La diferencia entre lo ocurrido años atrás y hoy, radica en el componente paramilitar.

La tarea de la policía en esta lucha debe ser doble, su objetivo debe enfocarse en prevenir el nacimiento de un nuevo linaje de capos que, en la ausencia de algunos de sus jefes extraditados o dados de baja por las fuerzas armadas, están intentando escalar a sangre y fuego un peldaño en la jerarquía mafiosa. De igual manera la policía debe prevenir el reacomodo de los que no se desmovilizaron y de los que lo hicieron pero aun delinquen en bandas emergentes que suelen adoptar títulos de organizaciones neo paramilitares. Esta cruzada contra las nuevas generaciones de criminales debe emprenderse con toda decisión y cuidado puesto que de ella depende el florecimiento o marchite de nuevas olas de bandidos.

Medellín ha avanzado significativamente en materia de seguridad en los últimos años, el actual panorama preocupa sobremanera debido a los precedentes de violencia que la ciudad tiene. Debemos poner en práctica lo que aprendimos del pasado para evitar una nueva época de violencia en la capital antioqueña; medidas como el escuadrón para perseguir sicarios son pertinentes y demuestran la determinación de la actual administración para combatir este flagelo. Sin embargo esto no es suficiente.

Al igual que el ejército en la lucha contra la FARC, la policía local debe adoptar medidas de mayor inteligencia para prevenir homicidios y acciones de los armados en el área metropolitana. No debemos olvidar que el escenario en este caso es la ciudad y no la selva y por lo tanto las acciones de la fuerza pública deben ser más exactas y cautelosas en este contexto. Tampoco debemos olvidar que Medellín pasa por un buen momento a nivel nacional e internacional como modelo de progreso, convivencia y esperanza, volver a la época de las balaceras callejeras no sólo tendría repercusiones negativas en la economía local sino que se desharía todo lo que se ha logrado para cambiar la imagen de lo que algún día fue considerada como la capital de la violencia mundial.

Adicionalmente a la inteligencia, es necesario aumentar la presencia policial en los sectores más sensibles y en las áreas de vida nocturna de la ciudad. Esta acción tiene como propósito mandar un doble mensaje: por un lado con una mayor representación de la fuerza pública se debe hacer sentir a la ciudadanía protegida y, por el otro se le debe dejar ver a los que quieren delinquir, que la Medellín de antes, desprotegida y temerosa ha desaparecido y que por el contrario hoy se encuentra fortalecida. Antes que la acción, una mayor presencia de fuerza pública debe tener como objeto disuadir a los violentos, pues como se mencionaba en líneas pasadas, el escenario de operaciones en este caso es más sensible y exige mayor cuidado, aunque nunca se debe descartar la acción que es obligación y derecho del Estado, en estos casos deben primar políticas más prudentes debido al contexto.

El consejo para la administración local es aumentar en inteligencia y presencia de la fuerza pública en la ciudad. El consejo para los lectores y en especial para los habitantes de Medellín es rechazar la violencia y la cultura mafiosa que infortunadamente se está imponiendo una vez más en la Bella Villa.

Post Scriptum: Extraña que el gobierno colombiano no se haya manifestado frente a la compra de los aviones de guerra Sukhoi por parte de Chávez. ¿Si este tipo de compras no constituye una carrera armamentista, entonces que lo hace?

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