Cuenta Fallaci en su magnífico libro Entrevista con la historia, que después de 15 agónicos minutos de entrevista con uno de los hombres más poderosos del mundo en aquella época, Henry Kissinger: la encarnación del poder detrás del poder, el erudito de Harvard, el consejero de las guerras, el asesor de Kennedy, Johnson, Lincoln y Nixon, soltó una frase inolvidable en medio de la conversación informal previa a la entrevista: “La inteligencia no sirve para ser jefe de Estado. Lo que cuenta en un jefe de Estado es la fuerza. El valor la astucia y la fuerza”.
¿A qué se refería Kissinger con la palabra inteligencia?, ¿quizás preparación académica? Vaya uno a saber. Sin estar de acuerdo con el desprecio por la inteligencia de quien ejerce el poder, coincido con el Dr. Kissinger sobre la importancia de la fuerza en un jefe de Estado; fuerza entendida como la determinación para emplear los medios coactivos en virtud de la defensa del Estado gobernado. La renuncia al uso de la fuerza por parte de un jefe de Estado pone en peligro la existencia misma de ese Estado y su soberanía. No obstante, la inteligencia es fundamental para ejercer la fuerza, la cual debe ser empleada como último recurso cuando todos los demás han fallado. La pregunta que no responde Kissinger es: ¿quién debe poseer entonces la inteligencia, el jefe de Estado o sus asesores?
Post Scriptum: La fuerza como rasgo para gobernar, debe convertirse en un punto de análisis de los electores frente a los candidatos que buscan ocupar el solio presidencial colombiano.
6 comentarios:
respecto a la inteligencia, a mi me parece muy interesante lo que esta pasando en EEUU. ese pais actualmente tiene un presidente de impecables credenciales academicas y un asesores igualmente (o incluso mas) capacitados. sin embargo cuando han tratado de dar argumentos racionales y academicos para sustentar sus propuestas se han encontrado con una oposicion que solo sabe decir 'no', y alimenta a la opinion publica analisis simplistas (por no decir estupidos), como que obama es un socialista o un fascista etc.
todos los analistas coinciden en que el objetivo es paralizar al gobierno para obtener reditos politicos en las proximas elecciones.
la pregunta es entonces, de que vale la inteligencia y la fuerza de caracter ante una oposicion motivada por propositos politicos miopes, y ante una mayoria de votantes que no entienden (o no quieren entender) los temas?
otra pregunta seria: que limites hay a la fuerza que el gobernante dbe usar para defender el estado?
Esguerra aunque no comparto plenamente lo de "análisis simplistas y estúpidos" con respecto a la oposición a Obama, quisiera responder sus dos preguntas.
1. Considero que por más fuerza que tenga un líder siempre habrá oposición, cosa irremediable y sana para una democracia. Entre más oposición, más fuerza debe demostrar el jefe de Estado para: a) unir criterios frente a un determinado tema en la medida de lo posible.
b) generar unidad entre sus partidarios para hacerle frente a la oposición.
Una de las cosas que sucede en EE.UU. en este momento, es que no sólo la oposición le está haciendo a frente a Obama, un amplio sector de la ciudadanía está en desacuerdo con sus políticas. Pero bueno ese no es el tema.
2. Los límites a la fuerza que un jefe de Estado debe ejercer están claramente determinados en tratados de Derecho Internacional. Convención de Viena por ejemplo.
Voy para Bogotá hoy, espero verlo. Un abrazo
Creo que la posición de Kissinger y el autor del artículo se basa en una visión a) de la política como aspiración a influir en el uso y distribución del poder -político- (Weber; Dahl), b) del Estado como la organización que reclama para sí con éxito el monopolio de la violencia legítima (Weber; Tilly) y c) del poder político como la coacción física, la summa potestas, distinto del ideológico y el económico (Bobbio).
Ahora bien, en la actualidad (y quizá desde hace más tiempo) el poder se hace ocasionalmente indistinguible empíricamente: un hombre como Berlusconi concentra el poder político, económico e ideológico en la Italia de hoy. Por tanto, quizás convenga entender la política como "el uso limitado del poder social" (Goodin y Klingemann; énfasis propio). Por tanto, el gobernante de hoy no sólo debe tener fuerza, "la determinación [y supongo que también la facultad] para emplear los medios coactivos en virtud de la defensa del Estado", sino que el ejercicio político debe incluir esas otras dimensiones del poder -ideológico y económico- que suman a la idea de poder social en el marco de una muy weberiana (e ideal) legitimidad de base legal-racional.
Jose coincido con usted en cuanto a que el ejercicio del poder no se limita exclusivamente a lo coactivo.
No entendí muy bien a qué se refiere con "uso limitado del poder social" sería bueno si pudiera explicar con mas detalle.
Saludos Jose.
Cuando Goodin y Klingemann hablan de "uso limitado del poder social" se refieren a dos cosas. Primero, a que el poder siempre se encuentra limitado por instituciones: el poder sin límites es simplemente fuerza. Luego, el simple uso de la coacción no es poder.
Segundo (y esto no lo dicen Goodin y Klingemann, sino que es una discusión que surge de un comentario de Marsh y Stoker), en política es cada vez más difícil limitarse al poder estrictamente político: la distinción entre los 3 tipos de poder es muchas veces sólo analítica y no empírica. Se propone entonces, hablar en términos de poder social, esto es, un concepto que abarque el poder político (coacción), económico e ideológico.
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