miércoles, 24 de marzo de 2010

Cultura política y elecciones



“Si lo que está pasando con el conteo de votos en Colombia hubiera pasado hace 50 años, la gente hubiera sacado los machetes” me dijo una persona con la que estuve hablando sobre las elecciones. El alto abstencionismo y el retraso de la Registraduría para escrutar el total de votos de la pasada jornada electoral además de ser preocupante en vísperas de elecciones presidenciales, evidencia un problema de fondo: Falta de cultura política.


Podemos entender por cultura política, el interés y la importancia que los ciudadanos le dan a la actividad política de su país y todo lo que ésta implica: elecciones legislativas, conocimiento de las ideas y del perfil de los representantes políticos y algo de conocimiento sobre teoría política, distinción derecha-izquierda al menos.


El desprestigio de la clase política, en concreto del Congreso de la República, la proliferación de candidatos (2.481 para las elecciones de 2010), y la falta de mecanismos para que los ciudadanos conozcan las ideas de quienes aspiran llegar al órgano legislativo, son algunas de las razones que pueden explicar el desinterés de la ciudadanía por la política nacional.


Los resultados que respaldan la afirmación sobre la falta de cultura política en Colombia son elocuentes: 55% de abstencionismo; en otras palabras, sólo la mitad de la país salió a votar; 10% de votos nulos, la complejidad del tarjetón compuesto por el logo de los partidos y una cantidad abrumadora de números, nubló a más de una persona al momento de votar. Por mi parte tuve que llevar una hojita con los números de mis candidatos para no olvidarlo. Más grave que el abstencionismo y la complejidad de los tarjetones fue la demora de la Registraduría por dar resultados definitivos y la indiferencia y pasividad del país entero ante tan delicada situación.

Inaudito que el país haya estado en vilo e impasible durante una semana para conocer los resultados finales de la consulta conservadora y del total de votos de las elecciones. Ante la incertidumbre de los resultados y a pesar del buen cubrimiento de los medios de comunicación frente a la falla en el conteo de los votos, la ciudadanía poco se manifestó por lo sucedido. ¿Por qué? Falta de cultura política, de interés, desencanto y desconfianza en los candidatos.


Hace 50 años la gente probablemente hubiera salido a las calles con machetes como lo dijo mi buen amigo, estupendo que eso no suceda hoy, pero increíble que ante un hecho tan decisivo como lo son unas elecciones para el futuro de un país que tanto se está jugando en la actualidad en materia política como Colombia, los ciudadanos seamos tan pasivos e indiferentes.


Es lamentable que sigan obteniendo el poder personas cuestionadas por vínculos con la delincuencia y con poca probidad para ejercer un cargo tan notable en el órgano que hace las leyes que nos rigen. La política debe volver a ocupar un papel primordial en la mente y los corazones de los colombianos, recuperar la confianza y el prestigio debe ser una de las mayores responsabilidades del nuevo Congreso y del próximo Presidente de la República.

Post Scriptum: Los candidatos a la presidencia deben entender que en un debate de televisión le hablan al país entero y no a un grupo de universitarios. Más claridad y menos lenguaje técnico por favor.

2 comentarios:

El novillo dijo...

La democracia está "de moda", pocos de los clásicos teóricos políticos la enuncian como LA mejor forma de gobierno... Aristóteles y montesquieu lo afirmaron: en cada región, país, lugar, clima, hay una mejor o peor forma de gobierno. Replantearnos la vigencia de la democracia (sin sustituirla) aunque atormente a medio mundo y sea de lo más políticamente incorrecto, ayudaría -sin duda- a ver qué estamos haciendo mal -cada quién en su país o región- para corregirlo y conseguir esa cultura política tan bien definida por el autor.

Federico Hoyos Salazar dijo...

Gracias novillo. Me parece interesante lo que plantea; tener diferentes modelos de democracia de acuerdo a las condiciones sociales de cada país, es decir, no tener una talla única a la que todas las naciones se tengan que ajustar. No obstante creo que es algo idílico.

Puede haber mecanismos que generen cultura política -sin necesidad de cambiar la democracia- uno de ellos debe ser la socialización pública de las ideas de los candidatos para el Legislativo, al ser tantos no creo que sea viable un espacio de televisión, pero por lo menos debería haber una página Web clara y fácil de manejar que presente no sólo a los candidatos sino los idearios de cada partido. Muy poca gente sabe por quien votar con certeza.

Adicionalmente y como concluyo en la columna, lo primero debe ser recuperar la credibilidad del Congreso -cosa que veo difícil en este período legislativo-

Un saludo.