En política al igual que en la mayoría de temas opinables, no todo es blanco o negro, siempre hay matices que representan puntos intermedios. El debate para la actual carrera presidencial colombiana ha adquirido un tono de radicalismo que no representa las opiniones de los votantes que encuentran en las propuestas de los diferentes candidatos, fortalezas, debilidades, afinidades y rechazo por igual.
El pasado fin de semana dos importantes figuras del mundo político y académico colombiano hicieron defensa de los candidatos que representan sus tendencias políticas en dos importantes medios escritos nacionales. El Dr. Mariano Ospina Hernández, hijo del ex presidente conservador Mariano Ospina Pérez, y el ex Ministro de Hacienda el Dr. Rudolf Hommes, utilizaron sus plumas para proponer una dicotomía política entre populismo y Seguridad Democrática, y pragmatismo económico a cualquier costo e imperio de la ley y justicia, por medio de sus columnas: Desafío al establecimiento y A un amigo Conservador.
Esta división de ideas polariza y le resta riqueza al debate político. No es cierto que quienes creemos en la firmeza militar en la lucha en contra de los grupos armados ilegales y el libre comercio, seamos “indiferentes a problemas como al de la violación de derechos humanos o la pobreza…” como lo propone el Dr. Hommes. Tampoco es cierto que quienes creemos en la decencia, la transparencia y en la necesidad de una mayor inversión en educación, vivienda y empleo, seamos partidarios de “las corrientes populistas que proponen para nuestro pueblo los modelos de violencia de clase y pobreza igualitaria al estilo de Castro y Chávez…” como lo expresa el Dr. Mariano Ospina.
La dicotomía entre seguridad-educación y decencia-clientelismo, es injusta para los electores. Es normal que las personas encontremos propuestas llamativas de candidatos de diferente estirpe política, el compromiso o el voto que le entreguemos a uno, no significa abandono o desinterés por otra serie de temas que quizás no sean el fuerte del candidato de nuestra elección. A pesar de ser una democracia con múltiples partidos, parecemos no abandonar la polarización que divide la nación y que le resta riqueza y altura al debate político nacional.
Post Scriptum: A pesar del intrascendente escándalo por infidelidad y la presión de la prensa mundial, Tiger Woods volvió a deleitarnos con su golf en el Masters de Augusta.
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