Ahora que el tema de política exterior ha entrado a jugar un papel importante en el debate político entre los candidatos a la presidencia de la República, ha salido al aire en varias ocasiones la pregunta acerca del trato que debe tener el próximo gobierno colombiano con el de Hugo Chávez. Se ha sugerido una dicotomía entre fuerza o diplomacia que considero equivocada, puesto que la diplomacia no anula la fuerza ni viceversa. El próximo presidente debe estar abierto al diálogo diplomático al tiempo que estrecha relaciones con otras naciones que suministren recursos militares y económicos a Colombia que sirvan para disuadir las aspiraciones expansionistas y socialistas del régimen vecino.
Theodore Roosevelt, gran exponente del realismo político americano sostenía que la mejor manera de evitar una guerra era estar preparado para ella. Creía además que la amenaza de usar la fuerza antes que el uso de ésta en ocasiones era más útil para disuadir un posible conflicto armado. En pocas palabras Roosevelt resumía esta postura diciendo: “Habla suave y carga un gran palo, esto te llevará lejos”.
El gobierno del presidente Álvaro Uribe ha aplicado en cierta medida una política exterior semejante a la de Roosevelt. Ha sido prudente en el diálogo y en la evasión a los constantes agravios del Presidente Chávez y al tiempo ha estrechado vínculos con el gobierno americano en la cooperación militar como se demuestra con el acuerdo de presencia de militares americanos en bases colombianas. De igual manera, ha mantenido un gasto militar elevado con respecto a otros países de la región (4% del PIB aproximadamente).
Lo anterior obedece en mayor medida a la amenaza de las FARC que a la Revolución Bolivariana, no obstante ya es de público conocimiento que esta última apoya a la guerrilla colombiana puesto que, como dijo Chávez frente al Parlamento venezolano en años pasados “las FARC son verdaderas fuerzas beligerantes”, es decir, que Chávez reconoce su lucha por la obtención del poder por medio de la fuerza. Este tipo de comentarios no pueden ser ni minimizados ni olvidados por los candidatos que hoy aspiran ocupar la banda tricolor presidencial.
Frente al público reconocimiento del régimen chavista a las FARC y siguiendo una línea de diplomacia mezclada con fuerza, el próximo gobierno debe insistir en que diferentes organismos multilaterales como el Consejo Permanente de la OEA y los gobiernos de otras naciones, se manifiesten en contra de la explícita simpatía del gobierno venezolano con la guerrilla colombiana.
La ofensiva diplomática debe ser más contundente, es imperativo conseguir un apoyo fuerte y numeroso por parte de los gobiernos democráticos mundiales con prontitud. Para lograr esto es necesario que el servicio exterior colombiano deje de ser un premio político y se convierta en un servicio integrado por personas probas, con conocimiento de las relaciones internacionales y de diplomacia.
Adicional a lo anterior, es necesario además sostener el gasto militar actual y modernizar el aparato militar aéreo como lo señalaba el Dr. Armando Borrero, catedrático de la Escuela Superior de Guerra, en un foro sobre seguridad y defensa en la Universidad EAFIT. El fortalecimiento de la Fuerza Aérea venezolana demanda que Colombia haga lo mismo con la suya.
El tema del manejo de las relaciones con Venezuela merece respuestas claras por parte de los candidatos a la presidencia. El manejo de este sensible tema debe ser un factor determinante para la elección ciudadana del próximo Presidente de Colombia. Las preguntas al respecto quedan sobre la mesa, ¿se mantendrá el actual gasto militar?, ¿se invertirá en su modernización y en concreto de la Fuerza Aérea?, ¿qué opinión le merece a los candidatos la Revolución socialista bolivariana?, ¿se realizarán reformas en el servicio diplomático en caso de ser elegido?
Las relaciones internacionales y en concreto las relaciones con Venezuela deben seguir siendo un asunto prioritario en la agenda política del próximo gobierno. Es necesario que los candidatos fijen su posición con respecto a Hugo Chávez y su Revolución socialista sin ambigüedades. La prudencia, la disposición al diálogo y el respeto se deben seguir ejerciendo, pero al tiempo es sensato que se continúe con el fortalecimiento y modernización de las Fuerzas Armadas. Se debe encontrar un punto medio en donde se fusione el poder de la diplomacia y de la cooperación internacional con el de la fuerza y la defensa por la soberanía.
Post Scriptum: Enhorabuena la retoma del símbolo y los colores del Partido de la U por parte de Juan Manuel Santos, se había equivocado con el naranja. Más que una lucha de colores deben primar las ideas y los principios de partido.
4 comentarios:
Buenas Tardes Fede, una cosa: -Para que son las bases norteamericanas, sino para evitarnos el gasto en aviones y equipos de defensa?
No estoy seguro de eso Juan. Colombia no puede depender exclusivamente de otro país para su defensa. Comparto la tesis del Dr. Borrero de invertir en la modernización del aparato militar y en concreto de la Fuerza Aérea.
Respetable la posición. Al contrario de lo que plantea el artículo, Sun Tzu en el Arte de la Guerra (400 a.C) plantea que la mejor victoria es aquella que se gana sin hacer uso de las armas y sin derramar sangre del enemigo, lo cual define como "Todo bajo el cielo". Por su parte, la Biblia resalta "el que a hierro mata a hierro muere". Las armas no deben ser un fin, son un medio de protección, sin embargo, como resalta Sun Tzu ¿Cuál es el costo que asume el Estado cuando mantiene un ejercito armado? Ello conlleva a un debilitamiento de los factores sociales y culturales, centrando el poder en las armas como Ejercicio de Poder, lo cual es algo bizantino si se piensa en el futuro. "Si quieres ir de prisa, ve solo. Si quieres ir lejos, vayamos Juntos" proverbio Africano.
Estoy de acuerdo, lo ideal sería la victoria sin el uso de las armas, por eso es importante la disuasión. El propósito de una modernización en el aparato militar puede ser un factor disuasivo. EE.UU tiene cientos de ojivas nucleares, cuyo objetivo más que ser usadas es el de disuadir. Guardando las proporciones Colombia debe hacer lo mismo -no con ojivas obviamente- pero sí continuando el fortalecimiento de las Fuerzas Armadas.
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